¿Divorciarse o darse un tiempo? Llegar a esta encrucijada implica tomar una decisión que puede ser trascendental para el resto de tu vida. El divorcio es una decisión muy complicada y que implica unos cambios muy grandes en diversos ámbitos de nuestras vidas. Las relaciones con nuestra pareja, hijos, familiares, amigos y laborales van a cambiar drásticamente y todo lo que antes poseíamos en común con nuestra pareja desaparece de golpe. Es por ello que a veces se hace necesario una profunda reflexión antes de dar un paso tan drástico y definitivo.

Hablar de ello con sinceridad a nuestra pareja puede clarificar la situación y evitar así males mayores y tensión en el ambiente. Así, si ambas partes están de acuerdo una terapia de pareja es, en principio, una alternativa a un divorcio. Otra opción, que parece volver a estar de moda otra vez, viene dada por la frase tan manida de “vamos a darnos un tiempo…”

En principio al oir esta frase puede sonar a excusa y que el divorcio ya es una realidad, pero si se trata realmente de probar una separación temporal puede ser una buena oportunidad para analizar en perspectiva la situación de la pareja y decidir en base a ello, evitando así peleas y conflictos innecesarios. Imprescindible también que sea una separación sincera y que no exista una tercera persona en la relación, ya que entonces la separación solo sería una excusa para echarnos en brazos de otra persona para probar otra relación.

También sería adecuado que no entorpeciera dicha separación familiares y amigos, dejando claro que solo ellos pueden revertir y decidir sobre su futuro. Otro aspecto a tener en cuenta es si hay hijos de por medio. A ellos se les tendrá que exponer la situación claramente y pactar su custodia y manutención como si de un divorcio real y convencional se tratara.

Esta separación temporal será un tiempo para la reflexión y la calma y efectuar un balance de lo vivido y de lo que puede deparar el porveni. Para ello es necesario que sea una separación física y no tener así contacto mutuo más que conversaciones puntuales mediante diferentes tipos de comunicación (telefónica, internet…) y solo cuando sea imprescindible. Una vez transcurrido dicho plazo es necesario que ambas partes sostengan un profundo diálogo sereno y sincero para hablar de la situación y tomar ya una decisión definitiva.